
Esa envoltura levemente crocante, ese núcleo de masa sedosa donde retoza una carnecita guisada o un queso derretido: ¡carimañola o caribañola! Un amasijo frito preparado con masa de yuca que suele rellenarse con algún tipo de carne o un queso salado para luego freírse, es un frito común en las cocinas y puestos de comida callejera en Colombia, especialmente en la región Caribe. En otras partes del país conocen a este frito como pastel de yuca o empanada de yuca, y suelen rellenarlos con otros ingredientes como arroz, papa y huevo. También es popular en otras naciones caribeñas (por ejemplo, el enyucado costarricense y la carimañola panameña), y aunque el nombre puede variar, la esencia del amasijo de frito de yuca se encuentra presente.
¿Cómo es que es?
Las primeras referencias que tenemos acerca de la etimología de su nombre nos remiten a dos elementos históricos: una popular canción de la revolución francesa, “La carmagnole”, y una paulatina conjunción de caribe y española. En ambos casos el habla cotidiana y la interpelación cultural serían los que moldearían las palabras carimañola y caribañola.
Asomarse al camino que recorre una palabra, el nombre de una comida, puede conducirnos no sólo a fijar puntos de referencia geográfica o señalar relaciones históricas y políticas; sino que logra también revelar nuestra relación con el lenguaje. A la vez que degustamos una caribañola (o carimañola) nos preguntamos cómo se dice con esa misma boca.
Aquí, en todo caso, no ofrecemos una certeza del origen de la carimañola/caribañola, ni de su etimología, preferimos pulsar el antojo para que indaguen y saboreen encontrando maravillas.
A comer
La yuca (manihot esculenta) como alimento básico en culturas indígenas de América y que se articuló tan firmemente en la cultura gastronómica africana, tal vez sea el tubérculo más representativo de la agricultura de nuestra región gracias a las cualidades resistentes de la plantas y al gran contenido energético que provee al consumir su raíz. Por ello, vemos extensos cultivos de yuca en fincas o vemos unas seis matas de yuca sembradas en patios de muchos hogares en veredas y corregimientos. Alimento afianzado en la productividad, en el paisaje, en la palabra y la significación cuando gritamos bravos “¡ni tu caldo claro, ni tu yuca rucha!”.
Es amplia la versatilidad de la yuca en usos culinarios, la carimañola/caribañola es un amasijo más entre los tantos que brotan de los fogones. No obstante, este amasijo frito figura como un punto de partida sencillo si nos provoca conocer los dones de la yuca en la cocina.
¿Un consejo para principiantes?
Al cocinar la yuca, no dejen que se hidrate demasiado, así que apenas esté blandita la yuca, sacarla rápidamente de la olla y a machacarla, lograrás una masa tersa pero no aguada. Los rellenos pueden ser tantos como permita la creatividad, sin embargo los tradicionales, hay que mencionar: van de carne molida aliñada o guisada, de carne desmechada, de pollo en algunos casos o el de queso costeño bien salado. Importante acompañarlo con salsas, de ajíes o el típico suero atollabuey.
Nuestra versión
En Los 7 Mares uno de los platos más queridos es la entrada Caribe Caribe: carimañolas/caribañolas con Bonito Ahumado y encurtidos, nutritivos bocados de texturas coloridas, crocantes, jugosas, procurando mantener la suavidad característica de su masa. Una apuesta que agradece y celebra con creatividad la presencia tierna y tenaz del frito favorito de muchos, de la yuca como alimento insigne de nuestra cultura campesina. Llámese como se llame, se celebra, se come con el mismo gusto, si está bien hecha y todavía bien calientica.
¡Lánzate a probar!
Escrito por:
Verónica Muñoz Rizzo
Cocinera empírica y estudiante de grado de Antropología en la Universidad del Magdalena. Tallerista de cocina tradicional, creativa y vegetariana, con una propuesta de inmersión en el conocimiento de la alimentación desde la historia de los alimentos en relación al territorio.