Comer y, sobre todo, compartir la comida, es una reafirmación de la vida. Desde el hecho mismo en que se sirve prolongar la existencia, hasta el conjunto de actos relacionales que engloban: la siembra de una semilla que más adelante brindará sus frutos; el regalo universal de un pez coincidiendo con el anzuelo; la transformación de los alimentos con el fuego y con el tiempo, y la conversación compartida mientras un bocado conforta o excita los sentidos. Por Los Siete Mares han viajado estas memorias y entre Santa Marta y Palomino hemos nosotros escrito las nuestras.

Viaja con nuestra carta

En medio de las vibrantes nubes coloradas de una caída de sol en tonos rosa, un cielo azul bien azul, una tarde dorada o una noche estrellada, despliega nuestro menú y empieza un derroche de nostalgias traídas por el mar: hummus de sabores diversos, carimañolas de yuca con pescados curados, encurtidos o tapas de pulpo y mejillones en escabeche. Las migraciones continentales siguen latentes, cargadas de ingredientes y de conocimientos que hoy nos permiten realzar sabores, hacerle una jugada al tiempo y conservar los alimentos.
No obstante, Los Siete Mares no se limita a recordar. Nos sumergimos en una revancha creativa al integrar el sello de esas tradiciones con una gran diversidad de alimentos netamente arraigados al Caribe colombiano. En los platos fuertes planteamos en especial pescados y mariscos de la fuente local, acompañados con variedades de purés: de yuca, de plátano; cremosos de raíces y maní, arroces de coco coronados con el vivo color del vegetal. Los ceviches pueden llegar más allá de cualquier cosa conocida y detrás del Cañaveral se asoma el Sol Naciente entre el ajonjolí y la fruta. Camarones y pescados se bañan de toques secretos.
Mientras los platos ofrecidos con pollo prefieren navegar en aguas seguras recurriendo a la milenaria gracia de un curry (Tamil Kari) o una ensalada de aguacate (Chicken House), con las hamburguesas y los platos vegetarianos el viento nos lleva nuevamente a los desafíos: consentir al comensal comprendiendo que a lo largo del mundo los gustos son variados, sin bajar jamás la bandera de nuestro sello propio. Lo que puede parecer una osadía, como bañar un auténtico fríjol guajiro con vinagreta de lulo, muy pronto se convierte en un placer que invita a volver para comer, una y otra vez.

Laboratorio de bebidas

¡Entonces tenemos los cócteles! La parada siempre recomendada es el ron 7 Club, macerado en casa con hierbas, con coco, con naranja o con chocolate. Por ejemplo se mezcla con un syrup de corozo (Daikirí Mar Rojo), una baya especial, de sabor original que difícilmente se encuentra en otra parte del mundo. Unas leguas más adelante un tequila con chipotle se atreve a la bruma ácida del tamarindo (Margarita Siete Mares) y en nuestra interpretación de un Coco-loco se junta una crema artesanal con el tradicional Ron Zacapa. Se goza el espectáculo de color y dulce brío de la lima con la piña (en Mar Caribe) y el misterio de la canela con tequila se fusiona con sabores de frutas cítricas. Una experiencia que nos lleva de la profundidad de los secretos del mar, a la suave brisa en la orilla, cuando las olas tocan un puerto.
Ahí, descansando sobre la espuma, un sorbo de cerveza. Michelada, si se prefiere atenuar el amargo de la cebada, el lúpulo o el trigo. Más allá del limón potenciado por la sal, otras creaciones tientan a probar: tamarindo, mango, chipotle vuelve y truena.
Podría decirse que Los Siete Mares se perfila como un foco de encuentro de bocados, aromas, texturas y sazones dispuestos a recrear los caminos del comer y beber sabroso en el Caribe colombiano. Se destaca la dedicación concienzuda en traer a la mesa productos locales y artesanales, orgánicos y de calidad, mientras se centra con éxito en realzar la creatividad de su cocina para quedarse mucho tiempo en la memoria de nuestro paladar.
Aquel encuentro fue tan fascinante, que nos hemos decidido quedar para investigar más a fondo esos trazos del placer y la memoria que han marcado una ruta en nuestro territorio, y que nosotros seguimos contando al explorar, por mar y tierra, los aromas, los sabores, los tonos y colores de esta historia que continúa….

¡Lánzate!

Escrito por:

Verónica Muñoz Rizzo

Cocinera empírica y estudiante de grado de Antropología en la Universidad del Magdalena. Tallerista de cocina tradicional, creativa y vegetariana, con una propuesta de inmersión en el conocimiento de la alimentación desde la historia de los alimentos en relación al territorio.